sábado, 10 de agosto de 2013

Miedo a la soledad


Nadie nos enseña a vivir solos.
La soledad nos aterra.  Somos seres sociables y así es como nos gusta vivir, rodeados constantemente de gente que nos aprecie. Somos tan sumamente curiosos que a veces nos gusta incluso impregnarnos de ciertos problemas por tal de formar parte de algo.  La felicidad se encuentra en sociedad, parece ser.
La vida es corta o larga, según como se mire. Solo hay una y resulta más curioso aun plantear la siguiente pregunta: ¿Quién soy? Es decir, el planteamiento no importa si llegas al mismo punto, ¿soy quién quiero ser?, ¿ soy quién quieren que sea? Y la respuesta suele distar mucho de estar conforme. El planteamiento es sencillo,  la aplicación puede no darse en toda nuestra vida. Partimos de la base de que tenemos una esperanza de vida de 88 años por poner una aproximación. ¿Desde que nacemos hasta que morimos estamos condenados a ser títeres de las circunstancias?¿ Se puede llegar a ser quien uno quiere o es solo una utopía?  Somos marionetas de nuestros propios sentimientos, de las personas que nos rodean, de la sociedad. Nos inducen a una serie de normas que rigen lo que está bien y lo que está mal. ¿En base a qué todo eso? ¿Quién decide lo que es corriente y por tanto correcto? Por eso las personas que se diferencian del resto son las que llegan a conseguir un cierto renombre, destacan por encima del resto sea cual sea su cualidad. Destacan en una básica: ser distintos. Y hoy en día la diferencia se paga a precio de oro. Y habrá medio mundo empeñado en frenarte y hacerte cambiar. Miedo y envidia. Solo una vida, ¿víctima o dueño de ella?
Cortar dependencias y fomentar el desapego. Muchos lo llaman egoísmo y precisamente egoísmo es pretender que las vidas ajenas están a tu servicio las 24 horas del día. Tenemos una vida que nos tendría que pertenecer por derecho.¿Enserio se habla de leyes universales que defiendan el derecho a la vivienda cuando se vulneran el derecho a la propia vida? De pequeños estamos aprendiendo lo mucho que necesitamos a los demás, los perdidos que estaríamos sin ellos. Y nos lo creemos. Otro cuento chino. Tememos la soledad desde que tenemos 3 añitos y sabemos que en el momento que estemos solos en la habitación puede venir el Coco. ¿Y si estás con alguien no va a venir? Porque resulta que todo lo malo te pasa si estás sin nadie y al final de cuentas todo lo malo que te ocurre es en relación a otras personas.
No nacemos prefijados a ser de una determinada manera, tenemos que vivir bajo el determinismo genético  e intentar moldear ese carácter que nos es innato. Tú eliges tu entorno , no el miedo. Tú eliges tu vida, y al final de cuentas haz balance. Piensa si merece la pena ser quién quieras que seas. Normalmente se hace por miedo al rechazo y de nuevo, a estar solo. Pero la verdad sale por encima de la falsedad como el aceite al agua. Todo lo que se haga contra nuestros propios intereses pasará factura. Nada más y nada menos con un “he desperdiciado mi vida” se dice rápido pero se sufre lento.
Estando sola es cuando de verdad he apreciado todo en cuanto me rodea. En base a la experiencia, tenía pavor a la soledad. Ya no.
Basta de culpas, basta de cargar contra los demás nuestra propia frustración. Tú eres la persona que tiene la última palabra sobre ti mismo. Cada uno tiene derecho a mirar hacia adentro sin sentirse culpable por ello. Todo el mundo tiene derecho a ser feliz sin que nadie diga u opine lo contrario.
La convivencia es todo un reto. El autoconocimiento otro. Sin el segundo el primero no funciona, y estamos empeñados en hacer funcionar el primero ignorando el segundo.
 
Es curioso.

jueves, 8 de agosto de 2013

Cuadro en blanco


Un cuadro en blanco muestra la más pura simplicidad.
Una mente en blanco es todo un milagro.

Es un hecho probado que nos decantamos siempre por la tendencia a rellenar cualquier espacio vacío. Ni estamos acostumbrados a ello ni nos gusta, ya sea por miedo o por costumbres reiteradas; ambas quizás.  El minimalismo es una corriente que se ve como algo arriesgado, ya ves. Dicen que una casa es el reflejo de los que habitan en ella, en una considerable parte bien puede ser así. Mostramos la abundancia que ronda por nuestra mente. Guardamos libretas llenas de escritos al ser la forma más directa y práctica de plasmar tus pensamientos sobre algo físico. ¿Y por qué? Los recuerdos se conservan pero se deterioran los detalles y no son eternos. El lenguaje es lo más al alcance que tenemos de perpetuar nuestros sentimientos. Ahí quedan hojas y hojas escritas capaces de hacer revivir hasta aquellos momentos olvidados. No necesitamos tener algo que decir para escribir de la misma manera que no basta un motivo concreto para que estemos pensando constantemente. De hecho es casi imposible dejar la mente en blanco. Puedes engañarte fijando tu atención en algún objeto o controlando la respiración, de la misma manera que puedes romper una hoja para eliminar aquel fragmento no deseado,  pero de nuevo no deja de ser un engaño temporal.

La simplicidad no está bien vista, por eso nadie compraría un cuadro en blanco. Lo verían como una burla al arte cuando en realidad es una burla al propio ser humano. Jamás se puede llegar a entender aquello que no puede relacionar con una emoción concreta. No es bonito ni desagradable. ¿Qué es el blanco? ¿La pureza?¿Volvemos con la perfección? ¿Y como vamos a entender algo que nunca hemos vivido?
Nuestra capacidad de invención necesita indicios y elementos básicos con los que trabajar. La ausencia de ellos nos abruma y nos lleva al punto directo del “¿qué quieres que haga yo con esto?”

¿Qué ves aquí?
Nada
Exacto. ¿Lo entiendes?


Pero ambos sabemos que no y que es difícil, que solo los seres más extraordinarios podrán hacerlo. 

miércoles, 7 de agosto de 2013

Amistad Sobrevalorada

La palabra amistad está sobrevalorada.

 No somos un número pues la cantidad de amigos es variable. Existe un dicho popular que dice  “sólo los tontos tienen muchas amistades. El mayor número de amigos marca el grado máximo en el dinamómetro de la estupidez”. No somos un adjetivo pues el tiempo y las circunstancias se encargan de hacerlo cambiar.¿ Qué somos pues? ¿Somos amigos?¿Y cuál es la diferencia entre uno u otro?¿ Una palabra puede si quiera designar algo tan complejo como el ser humano y la relación que pueda haber entre ellos?
Hay quien piensa que buscamos en los amigos el reflejo de nosotros mismos y la imagen de aquello que queremos ser. Hay quien ve la amistad como un contrato de intereses.

Yo pienso que la amistad no se define, se disfruta. Uno de los pocos conceptos abstractos de los cuales no puedes sacar inconvenientes. No buscamos copias de nosotros mismos pues una sombra ya logra la perfección absoluta de dicho objetivo. Buscamos la diferencia que nos fascina a la vez que nos desquicia. Alguien con quien reír pero también con quien llorar. Alguien a quién puedas llamar para salir a divertirte pero a su vez alguien que acuda a socorrerte sin ser llamado.  Alguien con defectos y virtudes. El  complemento perfecto no tu media naranja, suma de partes enteras no de mitades.

¿La perfección no equivale a la sensación de plenitud y/o felicidad, en su grado máximo?¿ La amistad perfecta? Otro cuento chino como tantos otros. Ni existe ni existirá nunca y aquel que la busque corre el riesgo de morir en soledad. Solo la imperfección lleva a la perfección pues ningún ser humano es perfecto.

La palabra amistad está sobrevalorada de la misma manera que lo están tantas otras. De hecho la capacidad de asignación mediante palabras de cualquier sentimiento o emoción  está altamente sobrevalorado.
La vida no se define, simplemente se vive. Las definiciones se hallan en la experiencia no en el diccionario.

Carpe diem.